martes, 31 de agosto de 2010

Insomnio taxativo.


Dilato el sueño por miedo a soñar otra vez tan fuerte, soñar sin medidas, soñar sin rumbo, soñar convulsa. Seguro me entendés, y sino yo todavía, por suerte, me entiendo. Pospongo cosas que no quiero hacer y que igual voy a terminar haciendo. Ante la duda, una mueca violenta que me vuelve un poco más alargada y esperpéntica. Sigo siendo un trozo de mi misma, insisto, recortable, cosa plana, lánguida, un poco secreta, frágil, papel reciclado. Insómica hoy, o ayer...nosé bien si ésta hora límite me vuelve más de julio o de agosto, si tengo 23 o tengo 24....siento algo asi como si fuera el día bisiesto de un año sin 29 de febrero. Yo sé que hay gente que en silencio y en privado se arranca los pelos uno a uno de raíz. ¿Podés creer? La fase del asombro me llega siempre inesperada, voy a contar hasta diez y normalizarme, pero a los 5 ya me aburrí, y no me asombro nunca más! Después me río del brebaje estupidizante que me acabo de preparar y me lo tomo despacito pensando en nada, mente en blanco. Me duelen los centros, la carne y el alma a pedacitos. Me gusta pensar en esos trozos ilesos y apartar los que están tocados, putrefactos. Descarnada y silenciosa los dedos no calibran, el teclado se diluye despacio y las letras son todas iguales. Estoy asumiendo despacio que hoy no voy a dormir. La noche me aburre desde mi cama tan fría, tan abismal, mi casa hace eco (eco eco) ¿es posible eso?...preguntás y pregunto: ¿es posible que el "eco" sea tan claro como extrañarte? Pff, no dije NADA mirá. La oscuridad me agota. Por suerte la vida es algo no demasiado meditado, y menos mal para mi, que soy mega-estratega compulsiva y sin pausa todos los años hace...23? tengo 23? o tengo 24?....hace veintialgo! que poco y cuantas sensaciones pude acumular! Está como que va a llover y no llueve, la nube negra se avecina amenazante y nada, aunque en mi mente el sonido del agua cae sobre algo metálico y me vuelve a despabilar del todo. El zumbido de la heladera se multiplica, ruge...en mi mente llueve y del lado izquierdo algo quema, algo grita, algo quiere adentrarme furioso. Me vuelvo un zombie de pelo revuelto y enrredado, me vuelvo humo y me deslizo con parsimonia y delicadeza para no auyentar el sueño si es que al fin se digna a venir por mi y por mi delirio nocturnoinfantilapaciguante. Me salen los demonios, encogida en una curvatura senil y prematura me doblo y me quejo. Te pienso y se me va la voz de golpe, no me quejo, no me doblo, no hay curvatura senil ni prematura, no hay miedo. No sé cuánto tiempo aguantaré desvelada y tibia, pensándote. Me duelen las vísceras, afuera mis entrañas una a una como si me desgarrases despacio pero no me asusta y eso me asusta! me asusta? me gusta! Quisiera rendirme y no quiero, la eterna contradicción del que jura tener eterno control de si mismo, del que jura nunca ceder, del que jura que lo ha visto todo. Me juro no volver nunca a jurarme NADA, ¿quién me creo que soy?. Sentencio que a veces mi alegría tiene un extraño cuerpo de huérfana, a veces se me escapa, incluso cuando estoy triste, supongo que nos pasa a todos los alegres por naturaleza, siempre tuve la sonrisa fácil, la risa casi gratis y en frasco enorme, siempre fui de hábitos alegres, de pose alegre, de gesto alegre, de mala leche alegre, de vida alegre, alegría estrambótica, estridente en colores y formas pero educada y adaptable. A veces te pienso y entonces mi alegría se aparece en toda su plenitud, brillante, compleja, sabe que tiene el éxito asegurado, gusta de sí misma. Tiene un defecto tremendo mi alegría. Es díscola, alocada y poco estable. Tiene un defecto: fluctúa y baila al ritmo de cualquier musiquita pedorra y me desorienta, es infantil, le gusta hamacarse y va a donde va (sin óredenes, sin recetas), la correa bien cortita, porque sino se va de mambo y se estrella contra el piso poderosa, leonina, burlona y cultivadora del músculo cerebral hasta extremos de vigorexia sin cura. Pienso en exceso y me gusta aparentar que no..la dualidad le pone mucho sabor a mi vida y sin embargo a veces me entristezco por alguna delirante idea giratoria y parezco opaca, se me va el brillo, me encojo. Me imagino la personificación de mi tristeza y ahi va la silueta desgarvada que come con cierta pose bulímica y anda retorcida en su desdén. Cuando llega la tristeza me resulta inócua, escandalosa y con retórica aburrida. Me deja cobárdica y poco curtida, desprendida de mi, esperando mi risa fácil, mi sonrisa hipercontagiosa y compradora que sabe que puede llegar en cualquier instante insulso, y entonces me acuerdo que solo bastaba con pensarte, y ahi es cuando las letras se vuelven todas iguales y de repente una frase me chupa y me pasea ratos largos para volver denuevo al punto de partida que inequívoca danza y recorre el diccionario, mi cabeza y tu cuerpo retráctil hasta el final.

Y pienso y repito todo el tiempo:
Como me gusta verte bailar.
Como me gusta verte bailar.
Como me gusta verte bailar.

3 comentarios:

  1. Ciertamente, no querría estar en tu mente en el momento que pasan las miles de cosas que mencionás.
    No pierdas la calma, niña Cortázar.

    ResponderEliminar
  2. Me gusta tu forma de escribir, muy expresiva con los sentimientos.
    Anabella

    ResponderEliminar
  3. Estoy asumiendo despacio que hoy no voy a dormir... será por la cama fría?

    ResponderEliminar